4 de febrero de 2011

VIVIENDO LA SOLEDAD EN BUENA COMPAÑIA

Nunca había imaginado que debíamos aprender a convivir con nosotros mismos. Vivimos en un mundo donde, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos mantenemos relaciones con nuestro entorno. Y, muy especialmente, con otros seres humanos. A quienes se supone que necesitamos, no solo para ser conscientes de quienes somos, sino para que entre ambos, nos ayudemos a crecer, desarrollarnos y multiplicarnos.






Cuando uno se levanta por la mañana, solo, siente la necesidad de salir a buscar a alguien para llenar ese vacío que le provoca la soledad. Si tienes la suerte de encontrarte a un vecino en el descansillo o en el portal, ya has comenzado a llenar ese vacío. Si sales a la calle y ves a esas personas que llevan a sus hijos al colegio, a esas otras que ya van en sus coches camino al trabajo, ya sientes que hay otros seres humanos que van a darle sentido a tu vida diaria.


Apenas llegas al trabajo, ya te encuentras a compañeros y compañeras, a quienes ya conoces, y que te hacen  sentirte en la bendita rutina, como uno mas del grupo. Sin embargo, ¿Cuantas veces nos sentimos solos, a pesar de tener tantas personas a nuestro alrededor?. ¿No hemos tenido cientos de veces, cuando hemos caminado por una calle plagada de gente o, incluso en un estadio de fútbol, sensación de estar solos, a pesar de estar rodeados de tanta gente?. Ello ocurre porque no sentimos que estamos en nosotros mismos. No sentimos que estamos cerca de aquello de lo que se puede estar mas cerca; de nuestro espíritu.


Si, de nuestro yo interior. De aquel que está formado por la razón y por los sentimientos. De ese yo interior que nos hace, cada día pensar o sentir. Ese yo interior que nos ayuda a establecer vínculos profundos con otros seres humanos. Los vínculos necesarios para que podamos sentir que le importamos tanto a otras personas como para considerarlas "amigos o amigas". Es cierto que, en algunos momentos, también podemos sentirnos solos junto a ellas, e incluso junto a nuestra pareja. Es fruto de haber perdido esos momentos de intimidad que nos llevaban a compartirlo todo, incluso aquellas ideas, opiniones o sensaciones, opuestas a las de nuestros seres mas queridos.


Cuantas veces, a lo largo de nuestra vida, nos rodeamos de tanta superficialidad, que no nos permite, no solo no llegar a la intimidad de otras personas, sino, también, a nuestra propia intimidad. Su atención se fija en deseos y fantasías perdiéndose, lo que realmente ocurre en su interior. No hay mas que fijarse en los niños. Rodeamos sus vidas de distracciones, de ruido; televisión, videojuegos, consolas.. son los aparatos que sustituyen a las artes como la música, el teatro, la lectura; capaces de alimentar su espíritu y de hacerle crece en creatividad. Esa creatividad que el universo practica y que la raza humana necesita, para afrontar los nuevos retos.


Hemos creado máquinas para sustituir a las relaciones humanas. Ya no pasamos tanto tiempo generando esas relaciones humanas, que tanto nos han ayudado en el pasado. Es cierto que la tecnología nos ha permitido la globalización. La capacidad de generar relaciones a largas distancias. Pero, fallamos en las de corta distancia. Comenzando por los seres mas cercanos; padres, madres, hermanos, pareja, hijos, sobrinos, nietos, a quienes dedicamos tan poco tiempo y de tan poca calidad, que no es raro descubrir, cuando ya es tarde, lo incómodas que se han convertido nuestras relaciones. Todo ello, porque hemos dejado de compartir nuestra intimidad con ellos, porque como nos conocen bien, nos van a juzgar mucho mas.


Esta falta de intimidad en nuestras relaciones con nuestros seres queridos, nos hace, cada día mas, sentirnos seres mas excluidos. Exclusión que nosotros generamos, y que utilizamos para generar el victimismo necesario para tratar de buscar la compañía necesaria para no sentirnos solos. Estamos solos porque nuestro mundo exterior está vacío; vacío de relaciones. Pero, también nos sentimos solos porque nuestro mundo interior está vacío; vacío de conocimiento, vacío de experiencias, vacío de sentimientos, de sensaciones, de ilusiones, de deseos.


¿Como podemos pensar en atraer a otras personas hacia nosotros, sino somos capaces de acercarnos nosotros a otras personas? ¿De conseguir amar, lo suficiente a otras personas, como para conseguir llenar su vida de ilusión? Porque, queridos amigos y amigas el deseo de amar y de ser amado es la energía que impulsa a las personas, de una forma constante, a caminar hacia adelante. A no estancarse emocionalmente. A no conformarse con el estado que está por debajo del amor y del gozo.


Hay personas que prefieren vivir sin un amor porque sienten miedo de arriesgar la comodidad con la que cuentan viviendo solos. Otros porque piensan que han fracasado tanto en su vida amorosa que se sienten muy heridos. Y otros que se han aburrido de alguien a quien amaron alguna vez porque permitieron que la repetición, que la rutina, inundara su vida amorosa. Estas personas, están pensando que ni ellas merecen el amor, ni el amor les merece. Estan equivocadas.


Todos hemos crecido gracias a la compañía, pero sobretodo al amor. Hemos aprendido lo agradable que es el amor y lo desagradable que es el rechazo. Y le tenemos miedo al rechazo. Miedo a no ser aceptado. Por eso muchas veces, vivimos la vida que quieren los demás. Vivimos y nos comportamos como quieren los seres que tenemos a nuestro alrededor. Todo ello por miedo a estar solos. Pero es un error. La gente que está a nuestro alrededor nos aceptará como somos. Y lo que es mas importante, nos deberá querer por como somos.


En la medida en que nosotros nos aceptamos y nos queramos, a nosotros mismos, atraeremos el mismo amor, de los demás, hacia nosotros. Por ello, si no dedicamos tiempo a conocer como somos, a aceptar lo que somos y a crecer como personas, no podremos hacer lo mismo con los demás. No perdamos el tiempo; a partir de hoy dediquemos mucho mas tiempo a entrar en contacto con nosotros mismos. ¿Como?, Empezando por nuestro cuerpo. El es el que nos hace sentir. El lleva las sensaciones físicas a nuestra conciencia. El cuerpo es el que nos pide que cubramos nuestras necesidades mas primarias y materiales. Pero el espíritu es el que nos pide trascender.


Una vez que hemos cubierto nuestras necesidades físicas; de alimento, de sueño, de abrigo, etc. nuestro espíritu nos pide trascender, buscar cada día nuevas sensaciones. A medida que conseguimos encontrar una, necesitamos de otra nueva. Y eso, no puedes conseguirlo solo, sino en la compañía de otros seres humanos que ya hayan alcanzado esa experiencia que ya les sobra, pero que a ti, todavía te falta.




Creo que debemos dirigir nuestras energías diarias hacia el descubrimiento de nuestro yo. Y si no estamos conformes con lo que es, reinventarlo. Crear un nuevo yo que nos permita ser mas felices con nosotros mismos. Y eso nos hará ser felices con los demás. Cada día debemos reinventarnos. Ser conscientes de aquellas partes de nuestro yo que no podemos cambiar y, aprender a vivir con ellas. Pero si crear nuevos aspectos en nuestra personalidad o potenciar los que nos hacen sentir mejor.


Aprender a querernos debe ser el objetivo de cada una de nuestras acciones diarias. Aprender a querernos para aprender a querer a los demás. Y aprender a dejar que los demás nos quieran. Sin miedo a disfrutar de nuestro espacio pero sin cercarlo a los demás. Los otros tienen la misma necesidad que nosotros de comunicación y de establecer vínculos íntimos. No tengamos miedo a ello, pues es lo que nos dará felicidad.

1 comentario:

  1. ien por esta nueva redaccion.. ya empiezo a tener mono de las cosas que escribes, jejejeej...
    Veo como ya te he puesto en el muro, que percibes lo que otros no ven... pues es muy importante comprender el sentido de la vida y saber estar en la otra dimension... para mi la otra dimension es aquello que tu ves y otros no. Te das cuenta que hay mucha superficialidad como tu dices, mucha falsedad, muchos engaños y cada vez menos sentimiento.
    A veces me pregunto como una persona como tu sigue estando "libre" aunque a mi me pasa lo mismo y te puedo entender. Creo que en una ocasion ya te lo explique..pues hay que ser paciente, hacerlo bien y encontrar a la persona que verdaderamente merezca la pena, sepa entenderte y en definitiva, sepa hacerte feliz. Muy dificil hoy en dia porque se pierden los valores y las personas tienden a ser cada dia mas egoistas buscando su propia satisfaccion y dejando de lado la felicidad de los demas.. al menos yo concibo mi felicidad si mi pareja es feliz...
    En fin..perdona por el speech pero yo soy asi y desde mi separacion, he sabido desarrollar y entender muchas cosas..quizas lo mismo que tu has percibido.. es una gran leccion que te hace crecer y te hace ser mas fuerte cada dia. Me he vuelto muy optimista a pesar de ciertas complicaciones con las qu ete vas encontrando en la vida pero me satisface el bienestar personal aunque es cierto que a veces la soledad te come a pesar de tantos amigos que uno tiene...
    un abrazo, Jenny

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