Tú no sabes quedarte. Llegas
desordenas mi vida y te vas: Lo tuyo no es amor, es turismo emocional.
Edel Juárez, escritor mexicano.
Me llamó mucho la atención esta
frase cuando la vi en el muro de una amiga de Facebook. Y pensé que estas dos
últimas palabras; “Turismo Emocional”, describen muy bien lo que está
ocurriendo con las relaciones de pareja últimamente. Así que, aprovechando
estos días de puente de mayo, en los que miles de ciudadanos salen de
vacaciones, la mayoría de ellos a hacer
turismo. Quiero dedicar este nuevo post al Turismo Emocional.
Describamos turismo: “Arthur
Bormann (Berlín, 1930) define el turismo como el conjunto de los viajes cuyo
objeto es el placer o por motivos comerciales o profesionales y otros análogos,
y durante los cuales la ausencia de la residencia habitual es temporal, no son
turismo los viajes realizados para trasladarse al lugar de trabajo”.
Actividad por placer, temporal,
en la que dejamos la residencia habitual. Si esto lo sumamos a emocional,
podríamos determinar, que, en el caso de una pareja casada, el turismo
emocional serían los escarceos temporales por placer que un hombre o una
mujer realizan. Vamos, las infidelidades. Por tanto, el turismo emocional,
dentro del matrimonio, está orientado a descubrir nuevas parejas que aporten
novedad frente a la pareja habitual. Si comparamos a una pareja con una ciudad.
Podemos definir que estamos viviendo en una ciudad habitualmente. Pero que
sentimos la necesidad de hacer turismo y viajar temporalmente por placer a
conocer otras ciudades. No voy a entrar en si es lícito o
no el turismo emocional dentro del matrimonio o relación de pareja. Tan solo
estoy describiendo, lo que, desde mi opinión, podría definirse como turismo
emocional.
¿Y para alguien que no tenga
pareja? Para un soltero o single, el turismo emocional es mas lógico porque su
residencia habitual es la soledad. Y frente a una residencia así, yo digo que es casi
obligatorio el turismo emocional. Ahora bien. Si, tal y como plantea el turismo
emocional el escritor mexicano Edel Juárez; como una antítesis de lo que es el
Amor. Lo vincula al Desamor, o a alguien que busca la relación de pareja
estable y se encuentra que no ha sido correspondido/a. Achacándole a la otra
persona que ha llegado, ha desordenado su vida y se ha marchado, sin haber
amado.
Por lo que deduzco de estas
palabras, define al turismo emocional como alguien que no sabe construir una
relación, lo suficientemente estable como para que la otra persona se sienta
amada. Esto me lleva a pensar que si una persona desea conocer a otra para
saber si con ella puede construir una relación, donde nazca y crezca el amor. Y
se da cuenta de que no es así. Si decide finalizar la relación, ya es un
turista emocional. Creo que si algo tiene de positivo el turismo es que podemos
descubrir nuevas ciudades, nuevas culturas, nuevas percepciones, nuevas ideas,
nuevos sentimientos, en los espacios geográficos y en las personas que los
habitan.
El turismo es enriquecedor.
Incluso si lo vinculamos a las emociones. De hecho ya existen profesionales del
sector del turismo que abogan, porque los destinos turísticos tengan un alto
componente emocional. De hecho, en marketing hay un término muy importante y
que valora la capacidad de un producto o servicio de llegar al consumidor y es
la “experiencia memorable”. Que promulga que un consumidor para que repita en
su consumo debe tener esta experiencia.
Así pues, el turismo emocional,
yo lo concibo como la inquietud de una persona soltera por salir de su
residencia habitual de soledad, en busca de otra que le aporte el placer, el
enriquecimiento, la experiencia memorable que le haga repetir y llegar a
conseguir que ese destino deje de ser turístico y se convierta en habitual. Y
pueda, algún día, también si se da la ocasión y la voluntad de que, ambos
deseen seguir haciendo turismo emocional, juntos, por separado, en grupo, etc. Las
relaciones de pareja son tan sumamente subjetivas y complejas, que solo a cada
pareja le corresponde la tarea de definir el tipo de relación que desean
construir y mantener.
Entonces, podemos decir que si lo
planteamos desde un punto de vista positivo, el turismo emocional tiene hasta
beneficios. La experiencia puede hacernos crecer en los planos personal,
social, solidario o cultural. Pero veamos con concreción estos beneficios del
turismo emocional.
1) Descanso y alivio del estrés que
nos supone la experiencia de vivir demasiado tiempo en soledad. Hay que tener
en cuenta que todos los seres humanos, somos seres sociales. Y necesitamos
estar en contacto permanente con otros. Y en el aspecto emocional, necesitamos
compartir nuestra vida con otra persona que reconforte nuestra existencia,
aunque sea temporalmente.
2) Aprender del lugar de destino (De
la persona). Este beneficio del turismo emocional procede de comparar nuestra
situación con la de otras personas y aprender de sus aspectos positivos y
negativos. Parece obvio señalar que una persona crece y mejora su personalidad
cuando descubre que existen distintas maneras de comportamiento, pensamientos y
actitudes ante la vida. Por ello es tan importante que busquemos socializar;
hacer turismo emocional con otras personas.
3) Conocer otras personas y abrir la
mente a las relaciones de pareja. Conocer gente de otra cultura, de otro nivel socio económico de distinta personalidad o carácter a los nuestros, hace que
nos aporte otra visión de la vida y nos haga ampliar miras en nuestro periplo
vital. Es, por tanto, un claro beneficio del turismo emocional a nivel
personal. Nuestra visión del mundo está tan interiorizada que muchas veces no
nos damos cuenta que nuestras ideas, bien sean económicas, políticas o
religiosas están fuertemente marcadas por nuestras circunstancias. Con otras
personas aprenderemos muchísimo sobre esto.
En consecuencia, cuánto más
turismo emocional, más aprenderemos. Pero con cautela. Sin hacer daño.
Apreciando la naturaleza humana de cada pareja. Aportando nuestra bondad y
solidaridad para beneficiar la en aquello en que podamos hacerlo. Sin llegar y
destruir destinos turísticos tan frágiles y bellos. Vírgenes, emocionalmente
naturales y sencillos. Entonces si que nuestro turismo emocional sería
destructivo y traería para el nuevo destino consecuencias irreversibles. No
debemos olvidar que lugar de nacimiento, origen o procedencia, familia, sexo,
etc. influyen en la relación emocional. Y que debemos ser cuidadosos cuando
lleguemos a este tipo de destinos, para que no genere impactos negativos en la
persona.
Si somos conscientes de ello, y
tratamos a la otra persona con respeto conseguiremos el equilibrio emocional
necesario para que si debemos dejar el destino, no dejemos al otro esa
sensación de la que hablaba al principio el poeta mexicano; ”….Llegas y
desordenas mi vida..” que le produce tanta frustración y dolor a la otra
persona.
Como decía Machado; “Caminante no
hay camino. Se hace camino al andar”. Y haciendo turismo, ya sea de mochila, de
autobús, de tren o de avión, debemos seguir adelante en nuestra vida emocional.
Hasta encontrar ese destino, que a todos nos hará quedar. La estación, la
parada o la terminal del Amor.
Feliz Viaje.