Anoche vi en la televisión, en
ese canal que todavía sigue siendo instructivo y no destructivo (me refiero a
la 2), la película SUITE HABANA. Más que una película yo lo denominaría un
documental. Documental antinatural, pero, aun así, resistí y no cambié de
canal. Porque frente al resto de la programación, a esta hora de la noche, deseaba
ver imágenes que me transmitieran sensaciones verdaderas, y no artificiales. Viendo
esta película me encontré frente a un encadenado de imágenes que pasaban sobre
la vida de unos ciudadanos de la Habana. Al verlo, en la carne de sus
protagonistas, sentí la lucha diaria de tantos cubanos, por mejorar su calidad
de vida, por cumplir sus sueños, pero sobretodo, sentí el miedo. El miedo a
morir sin ilusión. Y eso lo reflejaba muy bien el personaje de una persona
mayor que se dedicaba a vender cacahuetes tostados en una plaza de La Habana,
para sobrevivir. Me impactó, al final de la película, cuando sobre la pantalla
aparecieron las palabras; “.. y ya no tiene ningún sueño..”
Me entró, entonces, un miedo
terrible. El miedo a no tener sueños. El miedo a no tener nada porque luchar; e
incluso, el miedo a no tener miedo. A sentir que se puede perder el miedo. Pero,
¿se puede perder el miedo? ¿Qué es el
miedo? ¿De dónde nace?. Wikipedia lo describe como: “una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente
desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto,
presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la
aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales
como en el ser humano. La máxima expresión del miedo es el terror.” Este
miedo es provocado por el cerebro. Donde se heredan los miedos, se generan
nuevos y se guardan todos los miedos, que no solo nos paralizan, sino que
paralizan a otros. ¿Cuáles son los tuyos?: ¿Miedo al fracaso?,¿al rechazo?, ¿Al
cambio?,¿A la confrontación?, ¿Al éxito?, ¿A tomar riesgos?, ¿A tomar
decisiones? ¿A la muerte? …. para por un momento y descubre cuál es tu mayor
miedo.
¿Ya lo tienes? En este momento,
ese será tu mayor miedo. Pero cambiará. En cada etapa de nuestra vida vamos
teniendo distintos miedos. Cuando somos bebes, miedo a la soledad, a los
extraños, cuando somos niños, a la oscuridad, a los ruidos, a monstruos,
fantasmas, y cuando somos adolescentes; los miedos están relacionados con la
imagen, las relaciones interpersonales, los rendimientos académicos. En la
medida en que los vamos superando, vamos forjando nuestro carácter de adultos.
Forma parte de nuestra evolución como seres humanos incompletos. En la medida
en que no somos capaces de afrontar esos miedos y superarlos, tendremos que
convivir, a lo largo de nuestra vida, con fobias o trastornos de ansiedad.
Nuestra herencia genética,
nuestro aprendizaje en familia, y nuestro aprendizaje en sociedad son los que
van marcando los diferentes miedos. Existe un gran componente cultural,
religioso y social en la creación de miedos. Especialmente en los nuevos
miedos. Los medios de comunicación, juegan un papel muy importante en los
últimos miedos sociales creados. Nuestro cerebro, produce mecanismos de
defensas que nos protegen de situaciones que podemos percibir como miedosas o
como dolorosas. Una parte de nosotros puede querer crecer y cambiar, pero otra
parte resiste porque el cambiar nos lleva a un NUEVO territorio en nuestros
pensamientos y emociones que desconocemos… lo desconocido nos produce miedo y
ese miedo, si no es entendido, nos puede llevar a la inacción.
Si alguna vez me siento con
ansiedad, lleno de frustraciones y sin motivación, entonces presto atención, y
pienso que es muy posible que mis mecanismos de defensa estén trabajando. Estos
sentimientos son señales de miedo que quieren mantenerme en mi zona de
seguridad. Más que huir y resistir el miedo, lo que necesito es entenderlo,
aceptar su existencia, y actuar valorando lo siguiente; ¿Qué me ha costado este
miedo? ¿Qué no he logrado por este miedo? ¿Qué cantidad de dinero he dejado de
ganar por este miedo? ¿Cuántas personas importantes hoy no son parte de mi vida
por este miedo? ¿Cuántos años de logros he perdido porque se los he entregado a
este miedo?
La respuesta está en una frase; “El
miedo me miente”. Me engaña, me provoca sueños con consecuencias negativas. Y
estos, después se convierten en sentimientos de dolor, frustración, fracaso. Bajo
el hechizo de estos sentimientos, me siento paralizado y no logro hacer las
cosas que quiero hacer y que harían mi vida más feliz y completa. Digo hechizo,
porque, si pienso en los últimos 2 años de mi vida, ¿Cuántas de las cosas que
temía verdaderamente sucedieron? pocas, pero actué y tomé decisiones como si
fueran a pasar…. me quedé en mi zona de comodidad, limitando mis acciones y por
eso también, ahora veo que se limitaron mis resultados.
Pero, no confundo el miedo con la
precaución….suelo ser precavido en muchos aspectos de mi vida, aunque es cierto
que, una cosa es ser precavido y otra cosa es ser miedoso. Tampoco me refiero a
miedos irracionales como las fobias, de las que hablábamos antes… estas requieren
otro tipo de atención. Más bien me refiero a todas esas mentiras que inconscientemente
me digo y que me creo, sobre lo que puede pasar si voy a tomar una acción. Aunque
hay veces que intento ser proactivo y pienso; “Mejor actuar y arrepentirse que
no actuar y arrepentirse de no haberlo hecho”. Pero, otras veces, el miedo al ridículo,
al dolor, al sufrimiento me paraliza. Por eso, es bueno que aprenda a compartir
esas mentiras que me digo a mi mismo,
cuando me digo; “no lo hagas, la vas a cagar”, con otras personas, para ver si mis miedos son
fundados o infundados. Personas que tengan una visión más objetiva y amplia de
la que yo poseo. Personas que afrontan la vida sin miedo al miedo. Conscientes
de sus miedos pero que los afrontan de forma positiva. ¿Cómo puede ser eso?
Pues aceptando que el miedo es
una respuesta normal a mi desarrollo personal, en otras palabras; cada vez que
quiero crecer, que quiero tomar una decisión importante, que quiero salir de mi
lugar de comodidad, sentiré miedo ya que este quiere proteger lo desconocido.
Pruebo a pensar, ¿Cómo conseguí aquello que me
hizo feliz? Aquello que considero un éxito en tu vida. Pienso en los miedos que
superé. Lo hago por escrito; y pienso en lo siguiente; Cuando pienso en mis
metas a corto plazo, ¿qué miedos te llegan a mi mente? hago una lista de ellos y
me sale; (miedo al rechazo, al fracaso, a tomar riesgos, etc.) Elijo uno de ellos y contesto a estas
preguntas sobre el miedo que escogí: ¿Qué te ha costado este miedo? ¿Qué cosas
hoy no tienes en tu vida por culpa de este miedo? ¿Cómo sería tu vida si este
miedo no existiera? ¿Qué sería lo peor que puede pasar si tomaras acción aunque
este miedo? ¿Puedes vivir con las consecuencias? ¿Qué es lo mejor que puede
pasar si tomas acción a pesar de este miedo? Las respuestas a estas preguntas me
dan una clara indicación de que debo controlar mi reacción al miedo y no
permitir que este te robe mis sueños.
Todas las personas que conozco y que hoy las
reconozco como personas de éxito, cuando han querido crecer, han sentido miedo
y lo han hecho como quiera. Martin Luther King decía; “I have a dream”. Ellos
viven sus sueños aunque tienen tantos miedos como aquellos que viven
miserablemente, lo único es que se han convertido en maestros de sus miedos en
vez de permitir que sus miedos sean su maestro. Yo quiero ser Maestro de mis
miedos. Llevarlos por el camino bueno, para que se conviertan en retos de
nuevos proyectos. Retos que me lleven a actuar, en búsqueda de los mejores
resultados.
Cuando actúe, a pesar de tus
miedos, me moveré desde un lugar de dolor, parálisis y depresión (otros
sentimientos que normalmente acompañan el miedo) a un puesto de poder, de confianza
en ti mismo y felicidad. Cuando me enfrente al miedo me moveré a una posición
de información poderosa donde el miedo se convierte en algo irrelevante… el
sentirme tan poderoso me ayudara a conseguir lo que me proponga. Tendré poder
sobre mí mismo, podré vivir mis sueños, el poder de crear satisfacción en mi vida,
el poder para enfrentarme a los obstáculos, y saltarlos hasta conseguir mis
metas.
Entonces, llegaré al momento de celebrar
tus triunfos. Cada vez que actúe, a pesar de mis miedos es un triunfo, estoy rompiendo
mis cadenas y tomando el control de mi vida. Compartiré mi experiencia con mis
mejores amigos y después, me daré un regalo; porque me lo merezco. Habré aprendido
a evitar uno de los mayores dolores de la vida: llegar al final de mis días,
mirar hacia atrás y notar que he aceptando mucho menos de lo que la vida me
ofrecía, quedándome tan solo el ser el testigo del éxito de los demás.
Si, soy consciente de que tengo imperfecciones, que tengo limitaciones, pero
también poseo grandes talentos y habilidades únicas que puedo compartir con el mundo. Debo
potenciarlos porque son dones que he recibido y, nadie más que yo puede ofrecer lo que yo puedo ofrecer. Este estado de conciencia de mis dones me
llevará a sentirme lo suficientemente poderoso como para romper el hechizo del
miedo y disfrutar de mis sueños. Sueños, que irán creciendo cada día, y que
nunca se acabarán. No pueden acabarse. Podré acabar con mis miedos, pero
vendrán otros, podré conseguir mis sueños, pero vendrán otros. Pero no puede el
ser humano llegar a la conclusión que llegó esa anciana, que vendía maní en una
plaza de La Habana. Esa anciana que se quedó sin sueños.