"Hay que aprender a aceptar las pérdidas. Solamente así puedes
encontrar las cosas buenas"
Es la sugerencia de la amiga
psicóloga y vecina de Martha. La protagonista de la película “Cansada de Besar
Sapos”, una película mexicana que muestra el retrato de Martha, una joven y
atractiva diseñadora de interiores de 27 años que como cualquier mujer sueña
con encontrar a su hombre perfecto, a su príncipe azul. Pero la historia se
desarrolla en el momento, en el que, harta de las infidelidades de su novio
Roberto decide pagarle con la misma moneda, escuchando los consejos de la gran
dama del despecho cantado, Paquita la del Barrio, para procurarse un buen
número de galanes (cada uno más tonto que el anterior), culminar en el
arrepentimiento moral (Soy una imbécil,
haciendo lo que siempre he odiado en los hombres) y concluir que sin amor
una mujer es poca cosa, antes de lanzarse a los brazos de un hombre bueno.
Afortunadamente para nosotros,
cuando aprendemos de los errores, conseguimos estar mejor preparados para
aceptar lo bueno que nos ofrece la vida. Aquello que está a nuestro alrededor,
y que nunca debemos dejar escapar. Porque si no lo hacemos, perdemos la
oportunidad. La oportunidad, no de encontrar príncipe o princesa, sino de
encontrar un querer. No somos conscientes de como, la cobardía o el miedo, no nos deja llegar avanzar en nuestras relaciones sentimentales. Y preferimos, por el miedo al cambio, pensando que aquello que nos suceda, tras dar un primer paso hacia lo desconocido, aunque intuyamos que puede ser mejor, quedarnos como estamos. Aunque sea malo para nosotros. Y nos auto convencemos de que nuestra relación no es la ideal, pero es la que nos ha tocado. No es la que nos ha tocado; es la que nos merecemos, mientras la mantengamos.
Cuando somos niños nos llenan la
cabeza con los cuentos de príncipes, princesas y hadas. Seres encantados
salvados por un magnífico ser. Con los años descubres que tienes un papel.
Tanto si eres hombre como mujer. El papel de proteger, o el papel de dejarte
proteger. El papel de querer, o el de dejarse querer. El papel de besar, o el
de dejarse besar. Ahora, cuando eres adulto, tan solo quieres entenderte,
aceptarte y escucharte, lo suficiente como para reconocer en ti a un ser humano
y no a un personaje de cuento. Un ser imperfectamente perfecto, para dar
cumplido tu sueño, y el de la persona que te quiere como pareja.
Que duro es crecer y descubrir
que ya no eres personaje de cuento, que ya no eres ese niño con superpoderes en
tu espada, o esa niña princesa que espera en lo alto de la torre del castillo a
ese jinete que cabalga sobre su corcel para salvarte de las garras de una
malvada bruja. Es en esta indefensión cuando una comienza a buscar la seguridad
del poder, de la posición o el dinero, la compañía, el cariño, en definitiva,
el llenar el vació que nos provoca la pérdida de la personalidad infantil con
una nueva personalidad de adulto. Un adulto que debe aprender a conseguir el
cariño, la ternura, la pasión, la complicidad, la fidelidad, el respeto, no
solo de los demás, sino de una pareja.
Aprendemos, de otros adultos, a convertir las riquezas que
otorgaba la realeza anterior de nuestros papeles de cuento en la mayor de las
fortunas; el amor de la pareja. Aprendemos, que solo tenemos salvación, que solo podemos hacer frente a la indefensión que sentimos, si nos apoyamos en otra persona. Y no tenemos entonces mas objetivo que poseer mayor tesoro; el corazón de otra
persona que, dejando atrás, los muros de su castillo, decida cabalgar a nuestro
lado para buscar pasión y aventura; los ingredientes mas estimulantes para
conseguir el amor. Y es así cuando, con la ayuda de las hormonas, nos vamos dando cuenta que nuestro cuerpo se va transformando. Va abandonado la forma de niño o niña, para ir pasando a la pubertad, la adolescencia y la madurez sexual que nos convierta en seres adultos, físicamente hablando, pero en la mayoría de los casos, No emocionalmente hablando.
Martha, la protagonista de esta película, ha pasado ya las etapas de la niñez, la pubertad, y la adolescencia. Con mas de 30 años, se encuentra en un periodo de madurez sexual y, supuestamente emocional. Pero, en un momento de la película expone, que lo que mas le preocupa en su vida es el amor. Que sin el amor, su vida no tiene sentido. Y que no puede mantener relaciones infructuosas, nada satisfactorias para sus objetivos, por el mero hecho de tener seguridad. Esa seguridad que le proporcionaba la primera figura masculina de la que tuvo referencias, la de su padre. Que perdió prematuramente, y que le provocaba esa desmesurada búsqueda de seguridad. que le llevó a las garras de ese tipo de hombre narcisista, que solo busca su propia satisfacción. Pero, tras abrir los ojos y descubrir que ese no era su futuro. Inicia una nueva búsqueda del príncipe azul en una pagina de contactos que da nombre a la película; "Cansada de Besar Sapos" (Si no puedes con ellos, diviértete con ellos. Es el lema de la pagina web).
Lejos de ser una película merecedora de un Oscar, (no deja de ser la típica película de comedia romántica, ñoña y con final feliz), no me cabe duda, que este tipo de películas son las culpables de los estereotipos que consumimos sobre el amor y las relaciones de parejas. No tuvimos bastante con los cuentos de principes y princesas, que Perrault, Andersen o los Hermanos Grimm, culpables de la invención y extensión del estereotipo de 'Príncipe Azul', tienen la excusa de haber existido en una época en las que las féminas se enfrentaban a hombres. Posteriormente, con el paso de los años, el sr. Walt Disney se dedicó a llevar a la pequeña y a la gran pantalla, lo que todavía hoy, guionistas, productores, directores y toda la industria del séptimo arte, continua ayudando a seguir cultivando estos estereotipos, porque, al fin y al cabo, son los que venden.
¿Que sería de nosotros si perdiéramos la ilusión? La ilusión por el amor. De hecho, todos los empresarios del sector de las bodas saben, que cuando hay éxitos en taquilla de comedias románticas, sube el número de Bodas. Como muchos otros seres de mi especie yo también me casé porque en los cuentos de hadas decían que los príncipes y las princesas se casaban y vivían felices para siempre. Y como yo también quería vivir feliz para siempre, me casé. O acaso el casarse, y vivir felices para siempre, ¿es solo un privilegio de príncipes y princesas?. Pues hasta hace poco parecía que si. Pero gracias a los hombres, y no se si a algún Dios, el divorcio también llegó a las casas reales. Y, descubrimos, que el vivir felices y comer perdices, era un privilegio real, pero el divorcio también. Y al final, la democracia convierte los privilegios reales en derecho de uso de las clases menos favorecidas. Por lo que, en el año 2005, la democracia nos otorgó la Ley del Divorcio. Dandonos un instrumento para poder acabar rapidamente, con las uniónes conyugales fallida o no deseadas.
Martha, la protagonista de esta película, ha pasado ya las etapas de la niñez, la pubertad, y la adolescencia. Con mas de 30 años, se encuentra en un periodo de madurez sexual y, supuestamente emocional. Pero, en un momento de la película expone, que lo que mas le preocupa en su vida es el amor. Que sin el amor, su vida no tiene sentido. Y que no puede mantener relaciones infructuosas, nada satisfactorias para sus objetivos, por el mero hecho de tener seguridad. Esa seguridad que le proporcionaba la primera figura masculina de la que tuvo referencias, la de su padre. Que perdió prematuramente, y que le provocaba esa desmesurada búsqueda de seguridad. que le llevó a las garras de ese tipo de hombre narcisista, que solo busca su propia satisfacción. Pero, tras abrir los ojos y descubrir que ese no era su futuro. Inicia una nueva búsqueda del príncipe azul en una pagina de contactos que da nombre a la película; "Cansada de Besar Sapos" (Si no puedes con ellos, diviértete con ellos. Es el lema de la pagina web).
Lejos de ser una película merecedora de un Oscar, (no deja de ser la típica película de comedia romántica, ñoña y con final feliz), no me cabe duda, que este tipo de películas son las culpables de los estereotipos que consumimos sobre el amor y las relaciones de parejas. No tuvimos bastante con los cuentos de principes y princesas, que Perrault, Andersen o los Hermanos Grimm, culpables de la invención y extensión del estereotipo de 'Príncipe Azul', tienen la excusa de haber existido en una época en las que las féminas se enfrentaban a hombres. Posteriormente, con el paso de los años, el sr. Walt Disney se dedicó a llevar a la pequeña y a la gran pantalla, lo que todavía hoy, guionistas, productores, directores y toda la industria del séptimo arte, continua ayudando a seguir cultivando estos estereotipos, porque, al fin y al cabo, son los que venden.
¿Que sería de nosotros si perdiéramos la ilusión? La ilusión por el amor. De hecho, todos los empresarios del sector de las bodas saben, que cuando hay éxitos en taquilla de comedias románticas, sube el número de Bodas. Como muchos otros seres de mi especie yo también me casé porque en los cuentos de hadas decían que los príncipes y las princesas se casaban y vivían felices para siempre. Y como yo también quería vivir feliz para siempre, me casé. O acaso el casarse, y vivir felices para siempre, ¿es solo un privilegio de príncipes y princesas?. Pues hasta hace poco parecía que si. Pero gracias a los hombres, y no se si a algún Dios, el divorcio también llegó a las casas reales. Y, descubrimos, que el vivir felices y comer perdices, era un privilegio real, pero el divorcio también. Y al final, la democracia convierte los privilegios reales en derecho de uso de las clases menos favorecidas. Por lo que, en el año 2005, la democracia nos otorgó la Ley del Divorcio. Dandonos un instrumento para poder acabar rapidamente, con las uniónes conyugales fallida o no deseadas.
Pero volviendo al estereotipo del príncipe azul, que se esconde detrás de ese animal que es la rana. No os dais cuenta que desde que somos inocentes niños nos meten en la cabeza que si tenemos paciencia un hombre llegará para remediar todos los desaguisados que hemos formado mientras les esperábamos, todo nos será perdonado y de repente nuestra existencia cobrará sentido. Pero las chicas y mujeres del siglo XXI batallan por enamorar a hombres con pánico al compromiso, consumidores compulsivos de viajes, revistas, libros, películas y lo que es peor: de relaciones homosexuales, divorciados, padres divorciados, hombres lastimados, bisexuales y un largo etcétera en el que la fauna brilla por su excentricidad.
Las mujeres sueñan con hombres imposibles, con el físico de Brad Pitt, la inteligencia de Bill Gates, los millones de Cristiano Ronaldo, el estilo
de Hugh Grant, la ternura de un oso amoroso, que además entienda de moda, le
guste ver películas románticas y sea el hermano gemelo de Nacho Vidal en la
cama. Si es espiritual a la par que divertido y sociable, entonces perfecto. Estamos hartas de ver al Dr. Macizo en 'Anatomía de Grey'
ejemplificando al hombre con el que todas soñamos, a Mr. Big rescatando a
Carrie Bradshaw (en SATC) en París, de las garras de un desconsiderado
Barishnikov, o a Mr. Darcy encantado con los kilos y torpezas de Bridget Jones.
La realidad no es así, ningún Richard Gere va a convertir a
ninguna Julia Roberts de meretriz en dama de la alta sociedad, adorada,
idolatrada y bien vestida. Muera la leyenda 'Pretty Woman', 'La Cenicienta' o
'La bella Durmiente'. ¿Quién tiene el problema? ¿Los hombres por no responder a unos estereotipos imposibles, las mujeres por esperarlos, o los guionistas de series y películas por engañarnos?. Una pregunta que me asalta frecuentemente es: ¿Los guionistas
están bien cuando escriben o simplemente son hombres que tratan de organizar un complot de hundimiento
hacia las mujeres? O quizás estos guionistas son mujeres que continúan soñando sin
caerse de la cama.
Sinceramente creo que los príncipes azules
no existen, al menos no como los soñamos desde niños. Pero esto no es una mala noticia. Porque queridas, vosotras tampoco sois princesas, quizás si las hadas dispuestas a colmar los deseos masculinos. Y aunque a todas os encanta ser las princesas del cuento, en
ocasiones vuestras exigencias, marcadas por las altísimas expectativas
alimentadas durante años por los cuentos, películas románticas, novelitas para adolescentes y
series americanas, os convierten en la mayoría de las veces en verdaderas brujas. Y perdonadme por la expresión, no quiero ofenderos.
Pero es que, desde mi punto de vista de hombre es muy importante para mi indicaros que habéis basado vuestro concepto de príncipe azul en creencias contradictorias. Un hombre
desvalido, tierno y sensible no puede ser, a la vez, un hombre fuerte,
protector y súper viril que os haga sentir seguras. Aunque Superman podría serlo, sigue siendo personaje de ficción. En el tema del sexo, también existen contradicciones. Si no os desea, os frustráis, pero si os desea
en demasía os sentís acosadas. Si no os mira le despreciáis, pero si mira a otras también. No es que no exista el hombre perfecto, para cada una de vosotras, puede existir un hombre que sea vuestro complemento. Pero, perdonadme es
que en la mayoría de los casos no sabéis lo que queréis o esperáis de un
hombre.
Los hombres estamos aprendiendo a evolucionar. A desarrollar todos los aspectos que a una mujer le pueden interesar de un hombre. A comprender vuestras expectativas. A cumplir con los requisitos de esos guiones que escriben en las comedias románticas. A ser tierno y sensible cuando se necesita serlo, y fuerte, protector y viril, cuando se nos requiere. Al final, tenemos que cumplir con el papel que nos exige el guión. Acabamos convirtiendonos en los actores de vuestras películas. Pero no se trata de eso, se trata de que entre ambos; hombres y mujeres, asumamos que los roles cambian, la sociedad evoluciona, y ambos sexos debemos adaptarnos a los nuevos tiempos. Porque, estamos condenados eternamente a entendernos. Y siendo conscientes de nuestras necesidades podremos seguir trabajando por la evolución de la especie, disfrutando de nuestra común existencia.
Como no soy doctor, ni psicologo, sino un simple hombre que le gusta expresar sus emociones y pensamientos en este blog. NO me atrevo a dar recetas, ni terapias, pero lo que si puedo hacer es trasladar aquí un texto que encontré y que viene muy al caso de lo que comento hoy: son una serie de consejos para para encontrar lo más parecido a un "Príncipe
azul"
Es muy importante ser conscientes de que la época moderna ha
enterrado la frase lapidaria de los cuentos de hadas: y fueron felices para
siempre, olvídate y basa tu felicidad o la idoneidad del tipo con el que estés
en base a lo feliz que te haga en un periodo de tiempo presente, sin agobiarte
continuamente con ¿qué pasará en el futuro?, ¿nos casaremos?. ¿Es el hombre
perfecto para convertirse en el padre de mis hijos?, O lo que es peor ¿Y si no
es el hombre de mi vida?.
¿Alguien sabe qué convierte a un hombre categóricamente en
el de tu vida?, ¿Y si luego conoces a alguien mejor?
- Basa tu felicidad en periodos de tiempo y satisfacción
breves y, recuerda, que lo que rápido llega, rápìdo se va, así que no te
agobies pensando en el futuro.
- Otro gran fallo que cometemos las mujeres es pensar que tu
pareja tiene que caerle bien a todo el mundo; a tus padres, amigos (en especial
a tu mejor amiga y de existir en tu vida, a tu amigo gay) y divertir a todos en
cualquier ocasión. Recuerda que tiene que gustarte a ti, sobre todas las cosas,
y que no por no gustarle a todo tu entorno deja de ser el hombre idóneo para
ti.
-Tu pareja tampoco se debe convertir en una persona que
supla todo lo demás, no cometas el error de pensar que puede hacer las
funciones de una amiga, una madre o un psicoanalista, pues sólo conseguirás
ahogar la relación.
Sé realista, muchas de nosotras nos empeñamos en idolatrar a
la persona que tenemos al lado, no queriendo ver sus fallos o malos
comportamientos. Esto claramente es un error. No te niegues a ver su parte
negativa. Todo el mundo la tiene.
- Tampoco es bueno que solamente te centres en sus defectos,
intenta ver lo mejor de él de una manera equilibrada. Sin dotarle de
características sobrehumanas, pero sin convertirte en la típica mujer que vive
para martirizarle.
- Un consejo final: es mejor el sapo que poco a poco muta en
príncipe, que el hombre deslumbrante que llega subido a lomos de un corcel.
Quién sabe, igual, al final, acabas comiendo perdices. En el transcurso
recuerda que soñar es gratis.
excelente articulo, a hombres y mujeres que no ven lo que no quieren, e idolatran lamentablemente y se dan un golpe emocional terrible, cuando esa persona elevada en los pedestales de su orgullo soberbio se aleja poco de usted. alejemonoes felices de esa gente fatidiosa. puesto que el amor no es fastidio y es mejor estar con una persona, con los pies en la tierra, hallando el amor con defectos y virtudes, sencilla y humilde, de gran trato, chevere. esa es la persona!!! esa es la persona, que lleve el corazon de maria santisima y jesucristo. es es!!!
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