19 de diciembre de 2011

HA LLEGADO EL MOMENTO DE PERDER EL MIEDO



"Quiero llegar a querer con todo el alma...
 Quiero poder dar de mi lo que no ves...
 Quiero perder todo el miedo que acompaña...
 Que bloquea y que me engaña y que no me deja ser..."

Letra de la canción de Dani Martín “La Verdad”, (de su disco “Pequeño”).




Estaba aquí, en mi isla, tumbado en la hamaca, al abrigo del porche de mi cabaña. Mirando hacia la playa. Viendo el horizonte que divide el cielo y el mar. Observando las nubes viajar. Disfrutando de la tranquilidad emocional que tanto ansiaba. Contento de ser ese naufrago, recuperado de la tormenta y preparado para el rescate. Cuando, de repente, en la orilla de la playa, veo a una mujer que está luchando por salir del agua, moviéndose hacia la arena. Es una mujer, que, exhausta, se arrastra buscando la estabilidad y la seguridad de la tierra firme.

Corro hacia la playa a socorrerla, mientras voy pensando que, justo ahora, cuando me estaba empezando a sentir a gusto conmigo mismo, esperando que llegara un rescate, me encuentro en el papel de rescatador. Por un lado me siento feliz con la idea de una compañera en mi isla. Pero, por otro lado, estoy aterrado. No tengo claro que es lo que me va a provocar esta nueva situación. ¿Dos en la misma isla? No lo veo claro.  ¿Una nueva relación? De repente me invade una sensación de miedo. ¿Miedo al fracaso? ¿Al compromiso? ¿A la responsabilidad? Pero, ¿a qué se debe este miedo? ¿No es esto lo que soñaba?. ¿Por qué ahora lo rechazo?.

La respuesta está en las creencias en las que basamos nuestra identidad más profunda. Todos soñamos con  vivir nuestros sueños. Aquellos que nuestras potencialidades; (las armas más positivas que la evolución nos ha dado) nos ayudarían a alcanzar. Pero tenemos miedo al fracaso, a ese fracaso que nos enseña, paradójicamente, el camino al éxito. El éxito que llegado el momento de alcanzarlo, donde se nos requiere la mayor perfección y el coraje necesarios, no llega porque el miedo ha bloqueado todas nuestras fuerzas. Para muchas personas este es el problema; ser feliz se convierte en algo inalcanzable porque les asusta conseguirlo..

Hay muchas personas que tienen un concepto de sí mismas muy negativo; creen que no merecen nada o que no pueden hacer cosas valiosas e, incluso, que no tendrían que existir. Estos conceptos negativos de uno mismo son más comunes de lo que pensamos. Cuando un niño no encuentra en sus padres una respuesta afectiva, es muy fácil que desarrolle la idea de que no tiene derecho a ser amado, que no lo merece o que no tiene capacidad para conseguir nada.

Alguien con estas ideas negativas no intentará ser feliz. Es como si partiera, desde el inicio de la carrera de su vida, de la posición del perdedor. Son estas creencias las que logran que el miedo, desde nuestra infancia llegue hasta la edad adulta y nos paralice para que no nos arriesguemos nunca a hacer cosas nuevas, a conseguir nuestros deseos. Sino que nos dejemos llevar por la inercia de la vida que otros se encargan de vivir por y para nosotros. Pero si no nos arriesgamos, no aprendemos, no generamos experiencias gratificantes, nos quedamos bloqueados y estancados, con la consiguiente frustración.

Para salir de este círculo vicioso es necesario pasar a la acción, hacer las cosas que uno desea despacio y a pesar del miedo, atreverse a realizar nuevos aprendizajes. Creernos que tenemos tanto la capacidad de experimentar el sufrimiento como el placer, y que las dos cosas pueden ser igual de buenas, nos puede ayudar a no tener miedo a ser felices.




TODO SER HUMANO TIENE DERECHO A DISFRUTAR DE LA VIDA. Esta creencia, es la base para poder llevar a cabo nuestros sueños. Desde pequeños, desde la infancia, debemos de creer en ello. La disciplina, el esfuerzo, el trabajo son valores necesarios para caminar por la vida, pero, todo esfuerzo debe tener su recompensa, y por ello, tenemos que darnos pequeños placeres de vez en cuando. Así, aumentará nuestro interés por seguir disfrutando de la vida. Porque, el camino del ser humano está lleno de sufrimiento. Desde que nacimos hemos vivido muchas de nuestras experiencias sufriendo, a veces, sufriendo mucho, demasiado.

El que no ha tenido la posibilidad de tener estudios sufre por ello y anhela que sus hijos puedan hacerlo para evitarles la inmensa cantidad de inconvenientes que ellos han tenido en su vida a causa de esa condición. Yo lo he podido comprobar con mis padres. E imagino que la mayoría de vosotros también. Pero cuando estudiamos sufrimos porque nuestros padres están haciendo un gran esfuerzo y deseamos terminar pronto los estudios para poder ser titulados y cumplir con sus expectativas. Cuando ya nos hemos licenciado sufrimos porque no encontramos trabajo o porque tenemos que trabajar en algo que no se relaciona con lo que estudiamos. 

Cuando ya estamos trabajando podemos sufrir porque los salarios no son suficientes o por el trato que recibimos de colegas o jefes. Pero, los que más sufren, especialmente ahora, son los que no tienen trabajo porque no lo tienen y envidiando a los que trabajan sin saber que muchos sufren porque quisieran tener un premio de la ONCE o la Lotería, y no volver nunca más a sus lugares de trabajo. Algunos sufren porque ya no quieren su trabajo dependiente y quisieran encontrar una actividad independiente y mejor remunerada. Y los que son autónomos, a veces sufren por tener un contrato en una empresa.

Los que están solos sufren porque no encuentran pareja. Los que tienen pareja sufren porque no es lo que querían. Los que estando casados y quieren separase sufren porque no se atreven. Los que perdieron su pareja sufren por quedarse solos. Los que no tienen hijos sufren por no poder tenerlos. Los que tienen hijos sufren porque no pueden darle todo lo que quisieran o porque tienen problemas con sus conductas. Los que les dan todo a los hijos sufren porque ellos no la han agradecido. Los que son abandonados por sus hijos sufren por su desprecio. Los que no han tenido a su padre sufren por haber crecido solos y desamparados. Los que han tenido padres abusivos sufren por el daño causado.

Los que son pobres sufren por no tener más. Algunos ricos sufren por no tener amor. Algunos que tienen amor sufren porque no tienen dinero. Algunos que tienen mucho dinero lo darían todo a cambio de la felicidad. Algunos pobres creerían ser felices si fueran ricos. Algunos pobres son felices en su pobreza porque los ricos son malos. Algunos pobres sufren su pobreza creyendo que no pueden optar y cambiar su condición.

Los enfermos sufren por sus dolencias. Algunos que están completamente sanos sufren de vicios para olvidar sus pasados dolorosos. Los que son impedidos sufren por serlo. Algunos estando completamente sanos sufren porque creen estar impedidos. Algunos estando completamente libres creen ser esclavos de ciertas circunstancias. Algunos estando completamente sanos sufren porque creen estar enfermos.


¡Qué locura¡ ¿No? Sufrimiento ¿Por qué tanto sufrimiento? ¿Debemos acostumbrarnos a él? Si estamos disponibles para sufrir y seguir sufriendo, tenemos todos estos ejemplos y mucho más. Pero ¿qué razón tenemos para ello? Ninguna. Hemos estado tan acostumbrados a sufrir, que hemos confundido el sufrimiento con una virtud. Nos parece que mientras más sufrimos más apoyo recibiremos y nos sentimos más unidos en el dolor que en ninguna otra circunstancia. Hemos aceptado sufrir por miles de razones que no merecemos, y hemos sabido sacar provecho de ello; el victimismo en muchas ocasiones es productivo.

A lo largo de nuestra vida hemos vivido todo esto y aun mucho más, y hemos sobrevivido a miles de situaciones que ahora nos parecen inimaginables. Cada cual ha tenido lo suyo y cada cual ha salido adelante como ha podido. Hemos vivido en el escenario de la tragedia y hemos participado en muchas y variadas películas, incluso algunas de terror. El caso es que ninguna de esas películas es la verdad. La verdad se encuentra en el miedo. El miedo ha sido el culpable del dolor. El miedo a la soledad, al abandono, a la falta de cariño, a la falta de recursos, a la falta de vida; a la muerte emocional, espiritual o física.

En estos hermosos tiempos podemos elevar la mirada, elevar nuestra conciencia y comprender que todo dolor puede terminar al comprender que nuestras historias de sufrimiento no se corresponden a lo que somos. Nuestra naturaleza humana, resultado de la evolución ha creado mecanismos de defensa para afrontar todos los miedos. Y aunque el miedo es en sí un mecanismo de defensa, es el más limitador de todos ellos. Es el que no nos permite crecer ni evolucionar.

Si tomas tu película y utilizas un filtro que no deje pasar el miedo, el sufrimiento y el drama, puedes ver lo que te queda. Te quedas con una situación neutra, con todas las posibilidades de crecer y evolucionar en la mano, con las alternativas de elegir un nuevo desenlace para cada reto de la vida, solo por la dicha de experimentar. El que no estudió antes puede hacerlo ahora. Los hijos tienen más acceso a los estudios formales porque lo hemos ido consiguiendo entre todos y podemos avanzar mucho mas elevando la calidad de la educación. Puedes crearte el trabajo que necesitas, si amas lo que haces serás inmensamente dichoso y muy bien recompensado, nunca te faltará. Si comprendes que nadie te puede hacer sufrir porque eres invulnerable, jamás tendrás problemas con nadie y serás grandemente estimado por los demás y te buscarán para que trabajes con ellos. El amor de pareja puede triunfar si existe la voluntad y si no fuera posible, tendrás la dicha de volver a intentarlo nuevamente con más decisión aun. Si no tiene hijos los puedes tener si lo deseas. Si tienes hijos y los amas y honras, jamás tendrás problemas con ellos y crecerán en armonía. Si has tenido vivencias doloras de infancia las puedes olvidar y crearte una nueva vida ahora. Los enfermos no son indefensos, ellos pueden sanarse a si mismos, solo hace falta amarse mucho.

El universo nos da tantas posibilidades para crear, para manifestar y encontrar los recursos que necesitamos, que sufrir por no encontrarlos está de más. Mejor es invocarlos para verlos. Lo mejor es aceptar cada reto que la vida nos plantea y experimentar. Experimentar como en el caso de la ciencia. Ensayo- error pues alternativa, hasta llegar al Ensayo acierto. Ya es hora de entender que no es necesario seguir creando mas desgracias. Desgracias que nos creamos porque tenemos tantos miedos. Podemos generar un punto final, podemos todos unidos en una mente colectiva tener una nueva conciencia que limpie todo nuestro pasado y hacer una nueva vida. Pero debemos empezar por nosotros mismos. Es una larga y ardua tarea, luchar día a día contra nuestros miedos. Es el miedo “equilibrante” que nos ha ayudado a sobrevivir, porque está asociado a la prudencia. Pero si este miedo que nos equilibra se alarga en el tiempo y sin justificación aparente, se convierte en algo tóxico y enfermizo.

El miedo que siento ante la presencia de una mujer en mi vida de soltero, es un miedo que nos enseña que en la medida en que queramos o amemos algo, así temeremos perderlo. ¿Os acordaís del famoso cuento de Juan Sin Miedo. Ese chico que no conocía el miedo, que pasa mil aventuras y peripecias pero no consigue saber que es sentir miedo. Que, solamente, al final del cuento. Cuando se casa con la princesa y todo funciona perfectamente es cuando siente temor por primera vez. Porque, hasta ese momento, el protagonista sentía que no tenía nada, por lo que no tenía miedo a perderlo. Sin embargo, cuando nace el amor por esa princesa, nace también con el ese miedo a perderla.




El miedo al rechazo es producto de la sociedad en la que vivimos, especialmente en la latina, donde las relaciones sociales son muy importantes. Donde necesitamos, constantemente, la aprobación del grupo. Solamente nosotros conocemos el concepto de “vergüenza ajena”, fomentado por las sociedades católicas, que en un intento de crear armonía, avergüenzan a los que se encuentran en contra de la norma. Pero, también el miedo a no llegar a final de mes, el miedo al cambio, el miedo a la soledad o el miedo a la pérdida de poder, son los miedos mas extendidos actualmente. Todos ellos pueden paralizarnos, pero solo nosotros tenemos la solución para enfrentarnos a ellos y derrotarlos. ¿Cómo?

Primer paso;  Aceptarlo. No es un síntoma de debilidad como persona el reconocer nuestros miedos. Como decía Nelson Mandela, otro hombre que vivió cautiverio; “No es valiente quien no tiene miedo sino quién sabe conquistarlo”.

Segundo paso; Identificarlo. A veces no es fácil. Respondamos a estas preguntas; ¿Qué mueve nuestra vida?; ¿Estar integrados en un grupo? ¿Ganar mucho dinero? ¿Encontrar pareja? Nuestros miedos vienen porque no cumplimos nuestras motivaciones.

Tercer paso; Mirar al miedo y ponerle cara. Nuestro cerebro es el que genera nuestros miedos. Nosotros somos los que creamos los miedos. Si alguien nos dice; “atente a las consecuencias”. Nosotros pensamos en unas consecuencias que quizás no se correspondan con las posibles. Por ello, ante una amenaza pongamos, fríamente, las posibles consecuencias en un papel y las valoremos. De forma que sopesándolas, nuestra “motivación trascendente” y el buén consejo de los buenos amigos, nos ayudará a decidirnos a seguir adelante, a pesar de los riesgos.

Esa motivación trascendente; la que va más allá de la propia vida. La que está basada en las ilusiones y los sueños nos da la fuerza para aplastar los miedos mas terribles. Y si no, que se lo digan a Victor Frankl, un psiquiatra judío que estuvo en varios campos de exterminio, durante la segunda guerra mundial, y que según él, no se salvaron del infierno los mas fuertes, ni los mas cultos, ni los mejor preparados, sino aquellos que tenían una motivación trascendente. Aquellos que pensaban; “cuando salga de aquí contaré esto al mundo”, “cuando salga de aquí veré a mi familia”, “cuando salga de aquí…..”. Todos conocemos casos de éxito de hombres o mujeres en situaciones extremas. Donde el miedo es tan fuerte que puede paralizar la vida. Y que, aquellos que han sido capaces de conquistarlo, de superarlo hoy son grandes personas de espíritu, alma, corazón y vida. Todos podemos serlo. Tenemos la capacidad de serlo. ¿Por qué no hacerlo? Hagámoslo. Ahora.


2 comentarios:

  1. Es una buena reflexión Manuel. El miedo que nos impide tomar las riendas de nuestra vida, también afecta a personas que dependen de nosotros o interactuan con nosotros y esa es también una razón para ser valientes y afrontarlo.
    Olga Diadosa

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  2. Querido Jose Manuel, Cómo me siento identificada, con algunos párrafos en los que has escrito , el dolor, el sufrimiento, de tantas personas ; El miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento" Tenemos miedo al sufrimiento, y ya ese miedo es sufrimiento”. “El miedo ante él es con frecuencia miedo al miedo”,… No tengas miedo a equivocarte y empieza de nuevo Si no has conseguido lo que querías, analiza las causas e …inténtalo con más FUERZA !! Enrique Rojas (Granada, 1949), psiquiatra y ensayista de éxito persona a la cual conozco y he hablado con él en varias ocasiones, - en su su último libro es 'No te rindas. Doce meses en él nos detalla y explica que para aprender a vencer el miedo hay que intentar ver más lo positivo que lo negativo. Es decir, hay que tener una visión de la jugada, de la vida personal y colectiva, no corta sino larga, porque el fracaso enseña lo que el éxito oculta. Creo que es muy importante una educación, en la ilusión y en el esfuerzo, a medio y largo plazo; así, una pequeña o mediana derrota significa relativamente poco porque estás mirando hacia adelante. Hay que educar la mirada para no otear el horizonte cercano, sino el lejano. Yo creo que aunque sintamos miedo, dentro de nosotros, tenemos que apreder a reconocerlo , a razonar, ver la relevancia de las cosas dándoles a cada una su importancia, que se debe tener,creo en el amor , El rencor es sentirse y no olvidar. Mucha gente dice: “el que la hace paga”. Muchas vidas están centradas en amar y otras muchas centradas en el rencor. Yo pienso que si realmente nos parásemos unos minutos al dia , a reflexionar que hacemos en este mundo, que objetivo queremos alcanzar, es necesario cambiar la cultura que tenemos, humanizarnos, mucho más, se está perdiendo la condición humana mira lo fundamental, yo creo, que los valores esenciales de la vida son el amor, lo primero trabajarlo amar sin condiciones ni límites, sin el amor es imposible ser feliz, no se puede tener miedo nunca a encontrarlo, a luchar por él , a capa y espada es nuestro pilar de la vida y después, la cultura y el trabajo, eso son los tres pilares de nuestra vida….. un beso saludos..Silvia

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