15 de diciembre de 2010

ERES MÍA Y SIEMPRE LO SERAS

Esta mañana mientras estaba desayunando he visto en la televisión una noticia del municipio donde vivo. Ya me lo había comentado ayer una compañera de trabajo que vive también en Boadilla del Monte, pero no lo había contrastado con la prensa. Una empleada de Mercadona, el supermercado donde suelo hacer la compra todas las semanas, está desaparecida. Se sospecha de su ex marido, que, además, también trabaja en este supermercado.










Cuando se dan este tipo de situaciones, desgraciadamente, todavía muy comunes, debo como hombre reconocer, que las entiendo, pero no las comparto. Y he llegado a esta conclusión, también, gracias a un camino de reflexión y de re-educación de mis roles y valores aprendidos.

Porque como escribió Erich Fromm, en su libro "El arte de amar", sobre el amor esa palabra que suscita tantas sensaciones, debemos aprender cada día, porque aunque necesitamos amar, no queremos padecer por amor.


"En realidad, todos estamos sedientos de amor; vemos innumerables películas basadas en historias de amor felices y desgraciadas, escuchamos centenares de canciones triviales que hablan del amor, y, sin embargo, casi nadie piensa que hay mucho que aprender acerca del amor.

Esa peculiar actitud se basa en varias premisas que individualmente o combinadas, tienden a sustentarlas. Para la mayoría de la gente, el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar..."   

En esta última frase, reside, para mi, el secreto del éxito en el amor. Pero es difícil de conseguir. Requiere de esa re-educación de la que hablaba antes. Todos hemos aprendido, a través de la educación y de la socialización que hemos recibido por las generaciones mas cercanas; padres y abuelos, roles de hombre y mujer, de esposo y esposa, que hoy, están completamente obsoletos.
Estos roles están grabados en nuestro inconsciente y los reconocemos, cuando vemos películas y series en televisión o leemos libros, cuyo escenarios están situados mas de veinte o treinta años atrás. Sino, pensad en series como; "Cuentame" "Amar en tiempos revueltos" y algunas otra, donde los roles del hombre y de la mujer se basan en relaciones tan románticas y tan posesivas. Donde el deseo de controlar a la otra parte es tan potente, que lleva a situaciones de extrema insatisfacción en las relaciones conyugales.

Estas situaciones de extrema insatisfacción traen como consecuencia trágica, el uso de la violencia, ante la impotencia de poseer, no solo físicamente, también emocionalmente a la pareja. Provocando, así, las situaciones de maltrato psicológico y físico que, tan a menudo, escuchamos en los medios de comunicación.

Todo ser humano quiere, puede y merece ser feliz. Pero cuando ponemos la felicidad en poseer a otra persona, para que esta cumpla con nuestros requisitos emocionales y sexuales, nos estamos convirtiendo en verdaderos carceleros. Solo la mano de la vida, el universo, puede contener los corazones. Ningún ser humano es dueño de la vida de otro ser humano.

Es cierto que muchas veces, en escenas románticas hemos escuchado; "te doy mi corazón, tomalo..". Cuando una persona hace esta declaración es porque está enamorado y piensa que va a recibir toda la entrega, por parte de la otra persona. Es una entrega, en cierto modo interesada, te entrego todo lo que tengo para que tu también, me entregues todo lo que tienes, o mas bien; todo lo que necesito.

Pero no somos conscientes que somos seres humanos, por naturaleza egoistas, que tan solo damos cuando recibimos. Solo algunos ejemplos de seres humanos, a los que muchos veneramos, nos han demostrado que han entregado todo por otra persona, incluso su vida, sin pedir nada a cambio. Si partimos de esta premisa; de nuestra naturaleza humana egoista, amar no es mas que una herramienta para buscar satisfacer nuestras necesidades. Muy especialmente la de reproducción y conservación de la especie. Así pues, las mujeres adornan con romanticismo su búsqueda de cumplir su necesidad biológica se ser madres. Y los hombres cumplen con las exigencias románticas de las mujeres, convirtiendo en arte, la conquista, la seducción, la caza.

Pero que ocurre cuando el hombre cubre sus necesidades y la mujer también. Cuando la mujer ya ha cumplido su papel de madre, porque ha encontrado un macho en la manada; atractivo (geneticamente bien dotado para que su descendencia sea buena) con medios (para asegurar que los cachorros salgan adelante sin problema), dulce, cariñoso, comprensivo con la familia política (si es sumiso, mejor) e implicado en las tareas domésticas de la cueva. Pues que, realmente ha encontrado la pareja ideal. Ideal que no la perfecta. Porque la perfecta no existe. Y si la sensación de perfecta había existido, deja que se le caiga el pelo, le crezca la barriga o se le agríe el caracter. Entonces el principe se convertirá en el sapo que nunca mas gozará de la simpatías femeninas del principado.

Y que le ocurre al hombre, cuando descubre que su papel de macho dominante está amenazado por otros machos dominantes mas jóvenes, que ya no pelea en igualdad de condiciones con otros de su especie. Que ha pasado de ser cazador a cazado, que ha dejado de correr por la sabana para estar en forma, que ha de pasar todo el día de un lado a otro para traer el alimento necesario para satisfacer las necesidade de su camada. Que eso no es suficiente, porque ha de cumplir con sus deberes domésticos y de clan familiar. Pues que se da cuenta que ha optado por un papel, para el que genéticamente no está preparado. Pero que si, realmente, le compensa, se va a entregar de por vida.

Sin embargo, según demuestran estudios sociológicos avanzados. La infidelidad es la salida mas natural del ser humano, especialmente del hombre. La mujer busca, cuando piensa que se ha equivocado en su elección de macho dominante, otro macho que le haga cumplir su deseo de tener una buena camada, o de tener la actual en mejores condiciones. Solo que su conciencia le lleva a obligarse a buscar la ruptura del vínculo social (separación y, posterior divorcio). Mientras que el hombre, valora la riqueza y el status social que le produce el ser padre y demostrar que ha sido capaz de construir una familia. Y la mantiene, mientras sigue cazando, mientras sigue dando rienda suelta a su necesidad de conquista. ¿Por qué con otras mujeres? Porque piensa que la suya no satisface totalmente esa necesidad, o porque una vez conquistada, no le supone un reto tan interesante.

Pero lo que no soporta un hombre es ser abandonado. Porque si ha sido fiel a su pareja, si ha ejercido el rol de hombre que le habían enseñado, el de padre que aprendió de su padre y que, una vez contrastado con los otros macho de la manada, ha comprobado que es el correcto. No entiende porque, cumpliendo con su deber, es rechazado por la hembra que escogió. El abandono, le produce frustración, sensación de rechazo, incomprensión, baja su nivel de autoestima, y sobretodo, odio hacia la mujer que le ha llevado a perder su status familiar. El sentimiento de frustración le lleva a pensar en que tiene que tener su parte de culpa. Aceptar su porcentaje de culpa es el primer paso para descubrir que existirán motivos para que la otra persona haya optado por el abandono. Pero si no es así, toda la culpa se proyectará en el otro.

Si continua el proceso positivo de aceptar la parte de culpa, buscar las causas y emprender el camino de aprendizaje interior, necesario para crecer con la situación, habrá dado el primer paso hacia una nueva etapa de su vida, en la que recuperará su independencia de la forma mas natural posible.

Si esto no ocurre, y no es capaz de liberarse así mismo. De perdonarse a si mismo, no será capaz de liberar a la otra persona, y la cargará con la culpa de por vida. Manteniéndo un lazo afectivo muy enfermizo, que puede provocar una neurosis obsesiva y destructiva. Comenzarán a pasarle por la cabeza, pensamientos criminales hacia la otra persona, de quién necesitará liberarse para sentirse a gusto. De solucionar con violencia, aquello que mas le duele, su propia fracaso convertido en soledad. 

Cuando un ser humano empieza a plantearse la violencia como solución a un conflicto, es que ha fallado en su proceso mental, el filtro de la conciencia. Ya sea por conducta aprendida o por falta de recursos sociales que le hayan creado esta conciencia. Y la violencia, se puede clasificar de muchas formas. A mi me gusta una propuesta por la doctora Patricia Olamendi Torres, lider de la lucha contra la violencia, en un país tan violento como México. Ella distingue los siguientes tipos de violencia en el ámbito familiar:

" 1. Violencia Física y Psicológica

      (Homicidio, Lesiones, Rapto)

  2. Violencia Sexual

     (Violación, Abuso Sexual, Incesto, Estupro)

  3. Violencia Social 

     (Disminución, Prostitución, Adulterio, Aborto Provocado)

 4. Violencia Económica

   (Abandono de hogar, Incumplimiento de las obligaciones alimentarias y asistencia familiar, Insolvencia Dolosa para evitar el cumplimiento de las obligaciones)"

Cualquiera de estas situaciones de violencia están provocadas por una desviación de la personalidad. En algunos motivos puede ser genética, conducta aprendida o incapacidad para resolver un conflicto por la vía pacífica. Afortunadamente, todas tienen solución. Todo es cuestión de tratarse, de forma profesional, y en el momento oportuno. Aunque soy mas partidario de una prevención, empleando la educación, especialmente desde el primer paso de la socialización del ser humano, es decir, desde la infancia, de la educación en valores y procesos de resolución de conflictos, por la vía pacífica. Esta utopía, no solo evitaría la violencia a pequeña escala, sino, por contagio, la que tanto sufrimos, hoy a gran escala.

Espero y deseo, que estas palabras, que hoy escribo, sirvan para que aquellos otros seres humanos, antes de ejercer la violencia contra sus parejas, piensen que hay otro camino de solucionar los conflictos. El mejor camino; el del SENTIDO COMÚN.

Quiero acabar con estas palabras de Khalil Gibran;

"Los hijos no son vuestros hijos, son hijos de la vida, que propicia y necesita de vuestra unión,  regalándoos su guardia y custodia, hasta que estos son capaces de generar, por si mismos, la continuidad de la especie".

Pues lo mismo con nuestras parejas. No son nuestra propiedad. Somos seres libres que nacimos libres, pero que un día decidímos unirnos temporalmente para darle continuidad a la vida. Pero no tenemos derecho a mantener en nuestras jaulas de oro, a otra persona que desea seguir el camino sin nosotros. Si de verda la amas, dejala volar....








       

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