"Quiero llegar a querer con todo
el alma...
Quiero poder dar de mi lo que no
ves...
Quiero perder todo el miedo que
acompaña...
Que bloquea y que me engaña y que
no me deja ser..."
Letra de la canción de Dani
Martín “La Verdad”, (de su disco “Pequeño”).
Estaba aquí, en mi isla, tumbado
en la hamaca, al abrigo del porche de mi cabaña. Mirando hacia la playa. Viendo
el horizonte que divide el cielo y el mar. Observando las nubes viajar. Disfrutando
de la tranquilidad emocional que tanto ansiaba. Contento de ser ese naufrago,
recuperado de la tormenta y preparado para el rescate. Cuando, de repente, en la
orilla de la playa, veo a una mujer que está luchando por salir del agua, moviéndose
hacia la arena. Es una mujer, que, exhausta, se arrastra buscando la
estabilidad y la seguridad de la tierra firme.
Corro hacia la playa a socorrerla,
mientras voy pensando que, justo ahora, cuando me estaba empezando a sentir a gusto
conmigo mismo, esperando que llegara un rescate, me encuentro en el papel de
rescatador. Por un lado me siento feliz con la idea de una compañera en mi
isla. Pero, por otro lado, estoy aterrado. No tengo claro que es lo que me va a
provocar esta nueva situación. ¿Dos en la misma isla? No lo veo claro. ¿Una nueva relación? De repente me invade una
sensación de miedo. ¿Miedo al fracaso? ¿Al compromiso? ¿A la responsabilidad? Pero,
¿a qué se debe este miedo? ¿No es esto lo que soñaba?. ¿Por qué ahora lo rechazo?.
La respuesta está en las
creencias en las que basamos nuestra identidad más profunda. Todos soñamos
con vivir nuestros sueños. Aquellos que
nuestras potencialidades; (las armas más positivas que la evolución nos ha
dado) nos ayudarían a alcanzar. Pero tenemos miedo al fracaso, a ese fracaso
que nos enseña, paradójicamente, el camino al éxito. El éxito que llegado el
momento de alcanzarlo, donde se nos requiere la mayor perfección y el coraje necesarios,
no llega porque el miedo ha bloqueado todas nuestras fuerzas. Para muchas
personas este es el problema; ser feliz
se convierte en algo inalcanzable porque les asusta conseguirlo..
Hay muchas personas que tienen un
concepto de sí mismas muy negativo; creen que no merecen nada o que no pueden
hacer cosas valiosas e, incluso, que no tendrían que existir. Estos conceptos
negativos de uno mismo son más comunes de lo que pensamos. Cuando un niño no
encuentra en sus padres una respuesta afectiva, es muy fácil que desarrolle la
idea de que no tiene derecho a ser amado, que no lo merece o que no tiene
capacidad para conseguir nada.
Alguien con estas ideas negativas
no intentará ser feliz. Es como si partiera, desde el inicio de la carrera de
su vida, de la posición del perdedor. Son estas creencias las que logran que el
miedo, desde nuestra infancia llegue hasta la edad adulta y nos paralice para
que no nos arriesguemos nunca a hacer cosas nuevas, a conseguir nuestros
deseos. Sino que nos dejemos llevar por la inercia de la vida que otros se
encargan de vivir por y para nosotros. Pero si no nos arriesgamos, no
aprendemos, no generamos experiencias gratificantes, nos quedamos bloqueados y
estancados, con la consiguiente frustración.
Para salir de este círculo
vicioso es necesario pasar a la acción, hacer las cosas que uno desea despacio
y a pesar del miedo, atreverse a realizar nuevos aprendizajes. Creernos que
tenemos tanto la capacidad de experimentar el sufrimiento como el placer, y que
las dos cosas pueden ser igual de buenas, nos puede ayudar a no tener miedo a
ser felices.
TODO SER HUMANO TIENE DERECHO A
DISFRUTAR DE LA VIDA. Esta creencia, es la base para poder llevar a cabo
nuestros sueños. Desde pequeños, desde la infancia, debemos de creer en ello. La
disciplina, el esfuerzo, el trabajo son valores necesarios para caminar por la
vida, pero, todo esfuerzo debe tener su recompensa, y por ello, tenemos que
darnos pequeños placeres de vez en cuando. Así, aumentará nuestro interés por
seguir disfrutando de la vida. Porque, el camino del ser humano está lleno de
sufrimiento. Desde que nacimos hemos vivido muchas de nuestras experiencias
sufriendo, a veces, sufriendo mucho, demasiado.
El que no ha tenido la
posibilidad de tener estudios sufre por ello y anhela que
sus hijos puedan hacerlo para evitarles la inmensa cantidad de inconvenientes
que ellos han tenido en su vida a causa de esa condición. Yo lo he podido
comprobar con mis padres. E imagino que la mayoría de vosotros también. Pero
cuando estudiamos sufrimos porque nuestros padres están haciendo un gran esfuerzo
y deseamos terminar pronto los estudios para poder ser titulados y cumplir con
sus expectativas. Cuando ya nos hemos licenciado sufrimos porque no encontramos
trabajo o porque tenemos que trabajar en algo que no se relaciona con lo que
estudiamos.
Cuando ya estamos trabajando podemos sufrir porque los salarios no
son suficientes o por el trato que recibimos de colegas o jefes. Pero, los que más
sufren, especialmente ahora, son los que no tienen trabajo porque no lo tienen
y envidiando a los que trabajan sin saber que muchos sufren porque quisieran
tener un premio de la ONCE o la Lotería, y no volver nunca más a sus lugares de
trabajo. Algunos sufren porque ya no quieren su trabajo dependiente y quisieran
encontrar una actividad independiente y mejor remunerada. Y los que son autónomos,
a veces sufren por tener un contrato en una empresa.
Los que están solos sufren porque
no encuentran pareja. Los que tienen pareja sufren porque no es lo que querían.
Los que estando casados y quieren separase sufren porque no se atreven. Los que
perdieron su pareja sufren por quedarse solos. Los que no tienen hijos sufren
por no poder tenerlos. Los que tienen hijos sufren porque no pueden darle todo
lo que quisieran o porque tienen problemas con sus conductas. Los que les dan
todo a los hijos sufren porque ellos no la han agradecido. Los que son
abandonados por sus hijos sufren por su desprecio. Los que no han tenido a su
padre sufren por haber crecido solos y desamparados. Los que han tenido padres
abusivos sufren por el daño causado.
Los que son pobres sufren por no
tener más. Algunos ricos sufren por no tener amor. Algunos que tienen amor
sufren porque no tienen dinero. Algunos que tienen mucho dinero lo darían todo
a cambio de la felicidad. Algunos pobres creerían ser felices si fueran ricos.
Algunos pobres son felices en su pobreza porque los ricos son malos. Algunos
pobres sufren su pobreza creyendo que no pueden optar y cambiar su condición.
Los enfermos sufren por sus
dolencias. Algunos que están completamente sanos sufren de vicios para olvidar
sus pasados dolorosos. Los que son impedidos sufren por serlo. Algunos estando
completamente sanos sufren porque creen estar impedidos. Algunos estando
completamente libres creen ser esclavos de ciertas circunstancias. Algunos
estando completamente sanos sufren porque creen estar enfermos.
¡Qué locura¡ ¿No? Sufrimiento ¿Por
qué tanto sufrimiento? ¿Debemos acostumbrarnos a él? Si estamos disponibles
para sufrir y seguir sufriendo, tenemos todos estos ejemplos y mucho más. Pero
¿qué razón tenemos para ello? Ninguna. Hemos estado tan acostumbrados a
sufrir, que hemos confundido el sufrimiento con una virtud. Nos parece que
mientras más sufrimos más apoyo recibiremos y nos sentimos más unidos en el
dolor que en ninguna otra circunstancia. Hemos aceptado sufrir por miles de
razones que no merecemos, y hemos sabido sacar provecho de ello; el victimismo
en muchas ocasiones es productivo.
A lo largo de nuestra vida hemos
vivido todo esto y aun mucho más, y hemos sobrevivido a miles de situaciones
que ahora nos parecen inimaginables. Cada cual ha tenido lo suyo y cada cual ha
salido adelante como ha podido. Hemos vivido en el escenario de la tragedia y
hemos participado en muchas y variadas películas, incluso algunas de terror. El
caso es que ninguna de esas películas es la verdad. La verdad se encuentra en
el miedo. El miedo ha sido el culpable del dolor. El miedo a la soledad, al
abandono, a la falta de cariño, a la falta de recursos, a la falta de vida; a
la muerte emocional, espiritual o física.
En estos hermosos tiempos podemos
elevar la mirada, elevar nuestra conciencia y comprender que todo dolor puede
terminar al comprender que nuestras historias de sufrimiento no se corresponden
a lo que somos. Nuestra naturaleza humana, resultado de la evolución ha creado
mecanismos de defensa para afrontar todos los miedos. Y aunque el miedo es en
sí un mecanismo de defensa, es el más limitador de todos ellos. Es el que no
nos permite crecer ni evolucionar.
Si tomas tu película y utilizas
un filtro que no deje pasar el miedo, el sufrimiento y el drama, puedes ver lo que
te queda. Te quedas con una situación neutra, con todas las posibilidades de
crecer y evolucionar en la mano, con las alternativas de elegir un nuevo
desenlace para cada reto de la vida, solo por la dicha de experimentar. El que no estudió antes puede
hacerlo ahora. Los hijos tienen más acceso a los estudios formales porque lo
hemos ido consiguiendo entre todos y podemos avanzar mucho mas elevando la
calidad de la educación. Puedes crearte el trabajo que necesitas, si amas lo
que haces serás inmensamente dichoso y muy bien recompensado, nunca te faltará.
Si comprendes que nadie te puede hacer sufrir porque eres invulnerable, jamás
tendrás problemas con nadie y serás grandemente estimado por los demás y te
buscarán para que trabajes con ellos. El amor de pareja puede triunfar si
existe la voluntad y si no fuera posible, tendrás la dicha de volver a
intentarlo nuevamente con más decisión aun. Si no tiene hijos los puedes tener
si lo deseas. Si tienes hijos y los amas y honras, jamás tendrás problemas con
ellos y crecerán en armonía. Si has tenido vivencias doloras de infancia las
puedes olvidar y crearte una nueva vida ahora. Los enfermos no son indefensos,
ellos pueden sanarse a si mismos, solo hace falta amarse mucho.
El universo nos da tantas
posibilidades para crear, para manifestar y encontrar los recursos que
necesitamos, que sufrir por no encontrarlos está de más. Mejor es invocarlos
para verlos. Lo mejor es aceptar cada reto que la vida nos plantea y
experimentar. Experimentar como en el caso de la ciencia. Ensayo- error pues
alternativa, hasta llegar al Ensayo acierto. Ya es hora de entender que no es
necesario seguir creando mas desgracias. Desgracias que nos creamos porque tenemos
tantos miedos. Podemos generar un punto final, podemos todos unidos en una
mente colectiva tener una nueva conciencia que limpie todo nuestro pasado y
hacer una nueva vida. Pero debemos empezar por nosotros mismos. Es una larga y
ardua tarea, luchar día a día contra nuestros miedos. Es el miedo “equilibrante”
que nos ha ayudado a sobrevivir, porque está asociado a la prudencia. Pero si este
miedo que nos equilibra se alarga en el tiempo y sin justificación aparente, se
convierte en algo tóxico y enfermizo.
El miedo que siento ante la
presencia de una mujer en mi vida de soltero, es un miedo que nos enseña que en
la medida en que queramos o amemos algo, así temeremos perderlo. ¿Os acordaís
del famoso cuento de Juan Sin Miedo. Ese chico que no conocía el miedo, que
pasa mil aventuras y peripecias pero no consigue saber que es sentir miedo.
Que, solamente, al final del cuento. Cuando se casa con la princesa y todo
funciona perfectamente es cuando siente temor por primera vez. Porque, hasta
ese momento, el protagonista sentía que no tenía nada, por lo que no tenía
miedo a perderlo. Sin embargo, cuando nace el amor por esa princesa, nace
también con el ese miedo a perderla.
El miedo al rechazo es producto
de la sociedad en la que vivimos, especialmente en la latina, donde las
relaciones sociales son muy importantes. Donde necesitamos, constantemente, la
aprobación del grupo. Solamente nosotros conocemos el concepto de “vergüenza ajena”,
fomentado por las sociedades católicas, que en un intento de crear armonía, avergüenzan
a los que se encuentran en contra de la norma. Pero, también el miedo a no
llegar a final de mes, el miedo al cambio, el miedo a la soledad o el miedo a
la pérdida de poder, son los miedos mas extendidos actualmente. Todos ellos
pueden paralizarnos, pero solo nosotros tenemos la solución para enfrentarnos a
ellos y derrotarlos. ¿Cómo?
Primer paso; Aceptarlo. No es un síntoma de debilidad como
persona el reconocer nuestros miedos. Como decía Nelson Mandela, otro hombre
que vivió cautiverio; “No es valiente quien no tiene miedo sino quién sabe
conquistarlo”.
Segundo paso; Identificarlo. A
veces no es fácil. Respondamos a estas preguntas; ¿Qué mueve nuestra vida?;
¿Estar integrados en un grupo? ¿Ganar mucho dinero? ¿Encontrar pareja? Nuestros
miedos vienen porque no cumplimos nuestras motivaciones.
Tercer paso; Mirar al miedo y
ponerle cara. Nuestro cerebro es el que genera nuestros miedos. Nosotros somos
los que creamos los miedos. Si alguien nos dice; “atente a las consecuencias”.
Nosotros pensamos en unas consecuencias que quizás no se correspondan con las
posibles. Por ello, ante una amenaza pongamos, fríamente, las posibles
consecuencias en un papel y las valoremos. De forma que sopesándolas, nuestra “motivación
trascendente” y el buén consejo de los buenos amigos, nos ayudará a decidirnos
a seguir adelante, a pesar de los riesgos.
Esa motivación trascendente; la
que va más allá de la propia vida. La que está basada en las ilusiones y los
sueños nos da la fuerza para aplastar los miedos mas terribles. Y si no, que se
lo digan a Victor Frankl, un psiquiatra judío que estuvo en varios campos de
exterminio, durante la segunda guerra mundial, y que según él, no se salvaron
del infierno los mas fuertes, ni los mas cultos, ni los mejor preparados, sino
aquellos que tenían una motivación trascendente. Aquellos que pensaban; “cuando
salga de aquí contaré esto al mundo”, “cuando salga de aquí veré a mi familia”,
“cuando salga de aquí…..”. Todos conocemos casos de éxito de hombres o mujeres
en situaciones extremas. Donde el miedo es tan fuerte que puede paralizar la
vida. Y que, aquellos que han sido capaces de conquistarlo, de superarlo hoy
son grandes personas de espíritu, alma, corazón y vida. Todos podemos serlo. Tenemos
la capacidad de serlo. ¿Por qué no hacerlo? Hagámoslo. Ahora.
Es una buena reflexión Manuel. El miedo que nos impide tomar las riendas de nuestra vida, también afecta a personas que dependen de nosotros o interactuan con nosotros y esa es también una razón para ser valientes y afrontarlo.
ResponderEliminarOlga Diadosa
Querido Jose Manuel, Cómo me siento identificada, con algunos párrafos en los que has escrito , el dolor, el sufrimiento, de tantas personas ; El miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento" Tenemos miedo al sufrimiento, y ya ese miedo es sufrimiento”. “El miedo ante él es con frecuencia miedo al miedo”,… No tengas miedo a equivocarte y empieza de nuevo Si no has conseguido lo que querías, analiza las causas e …inténtalo con más FUERZA !! Enrique Rojas (Granada, 1949), psiquiatra y ensayista de éxito persona a la cual conozco y he hablado con él en varias ocasiones, - en su su último libro es 'No te rindas. Doce meses en él nos detalla y explica que para aprender a vencer el miedo hay que intentar ver más lo positivo que lo negativo. Es decir, hay que tener una visión de la jugada, de la vida personal y colectiva, no corta sino larga, porque el fracaso enseña lo que el éxito oculta. Creo que es muy importante una educación, en la ilusión y en el esfuerzo, a medio y largo plazo; así, una pequeña o mediana derrota significa relativamente poco porque estás mirando hacia adelante. Hay que educar la mirada para no otear el horizonte cercano, sino el lejano. Yo creo que aunque sintamos miedo, dentro de nosotros, tenemos que apreder a reconocerlo , a razonar, ver la relevancia de las cosas dándoles a cada una su importancia, que se debe tener,creo en el amor , El rencor es sentirse y no olvidar. Mucha gente dice: “el que la hace paga”. Muchas vidas están centradas en amar y otras muchas centradas en el rencor. Yo pienso que si realmente nos parásemos unos minutos al dia , a reflexionar que hacemos en este mundo, que objetivo queremos alcanzar, es necesario cambiar la cultura que tenemos, humanizarnos, mucho más, se está perdiendo la condición humana mira lo fundamental, yo creo, que los valores esenciales de la vida son el amor, lo primero trabajarlo amar sin condiciones ni límites, sin el amor es imposible ser feliz, no se puede tener miedo nunca a encontrarlo, a luchar por él , a capa y espada es nuestro pilar de la vida y después, la cultura y el trabajo, eso son los tres pilares de nuestra vida….. un beso saludos..Silvia
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