1 de julio de 2011

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER



Es un libro que siempre me ha gustado, porque toca muy de cerca todas las sensaciones y situaciones que a un hombre le pasan por su vida. Especialmente en el aspecto de las relaciones de pareja. Pero, en estos momentos, mas que nunca me acuerdo de el. No se si será porque estoy pasando por un momento de mi vida, en el que las relaciones sentimentales se afrontan desde una nueva perspectiva, no solo por mi parte, sino, también por parte de las mujeres.





Pero me acuerdo mucho de Tomas, el protagonista; hombre divorciado y de muchas amantes que conoce a Teresa, la cual viene a poner en duda su vida de eterno soltero. Tomas termina cediendo ante el posible "enamoramiento" que va padeciendo por Teresa, casándose pero sin que ello implique terminar con sus amantes, siendo la más cercana, Sabina, una artista liberal.

La historia de amor entre Teresa y Tomas, Una mujer celosa con un hombre promiscuo, La historia de Franz con las tres mujeres que afectan su vida, sus búsquedas constantes por sexo, por amor, por celos, por libertad en un ambiente de guerra y de cambios políticos constantes.

La insoportable levedad del ser es un libro profundo, escrito con maestría y que durante su lectura hace que analicemos nuestra propia filosofía de la vida. El ser es insoportablemente leve, ligero. Al menos nuestro ser, nuestro estar, nuestro vivir (que ser, estar y vivir no es exactamente lo mismo, pero dejemos eso a un lado). La novela de Milan Kundera nos presenta una serie de personajes que oscilan entre la levedad, la indecisión, la angustia de la elección y una vida ya planificada, cerrada, en la que el cosquilleo de la vida y el espejismo de la novedad están ahogados por el eterno retorno de la cotidianidad. 

Así es también el amor: un proceso que se repite incesantemente y que pasa de un modo más o menos exacto por etapas que nosotros creemos únicas, exclusivas, personales, irrepetibles: ilusión, ensoñación, repetición, rutina, aburrimiento, celos, inseguridad, apasionamiento, locura, distanciamiento. Todo ello salpicado de idealización, desengaño, odio y contradicción: anhelamos lo que no tenemos, aunque seamos responsables de su pérdida. El amor que a fin de cuentas resulta tan angustioso (y a veces absurdo) como la vida misma. Lo que creemos fuerte, sólido, pesado es insorportablemente leve.

Definitivamente amo este libro, Este verano pienso leerlo nuevamente. Creo que después de varios años será una experiencia doblemente placentera, pues ya no lo enfocaré con la visión de antes. Mi personaje favorito: Sabina, la artista que encuentra sentido a su vida por medio de la traición. Y quien al recapitular sobre si misma, encuentra que su constante escape le heredó una insoportable levedad del ser. Es un personaje que aprende a disfrutar de la vida aprovechando las sensaciones que esta le propone, pero lo mas importante es el aprendizaje de la levedad del ser, necesario para no caer en la enfermedad mental. Y, además, como dice también Kundera en el libro; "Aquel que quiere escapar del lugar donde vive es porque en el no es felíz". 

Mi cita preferida:

"Hacer el amor con una mujer y dormir con una mujer son dos pasiones no sólo distintas sino casi contradictorias. El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer)."

Disfrutar del sexo, cuando el deseo de acostarse con alguien se cumple no es mas que una cuestión de moral. Es nuestra conciencia la que nos da o nos deniega el pasaporte hacia el mas sublime de los placeres. Por eso el amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien, en el de compartir el final del día, desde el principio del día. (este deseo se produce en relación con una única mujer).


Amarrar el amor al sexo ha sido una de las ocurrencias más extravagantes del Creador. Si la excitación es el mecanismo mediante el cual se divierte nuestro Creador, el amor es, por el contrario, lo que nos pertenece sólo a nosotros y con lo que escapamos al Creador. El amor es nuestra libertad.La única manera de salvar el amor de la estupidez del sexo hubiese sido la de ajustar de otro modo el reloj de nuestra cabeza y excitarnos viendo una golondrina.


Si el amor debe ser inolvidable, las casualidades deben volar, como esa golondrina, hacia él desde el primer momento. El amor comienza con la coquetería. ¿Qué es la coquetería? Podría decirse que es un comportamiento que pretende poner en conocimiento de otra persona que un acercamiento sexual es posible, de tal modo que esta posibilidad no aparezca nunca como seguridad. Dicho de otro modo: la coquetería es una promesa de coito sin garantía.


El amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética.Así es el momento en que nace el amor: la mujer no puede resistirse a la voz que llama a su alma asustada; el hombre no puede resistirse a la mujer cuya alma es sensible a su voz. Parece como si existiera en el cerebro una región totalmente específica, que podría denominarse "memoria poética" y que registrara aquello que nos ha conmovido, encantado, que ha hecho hermosa nuestra vida. Y que nos lleva a actuar dejando paso a nuestros impulsos.

Los amores son como los imperios: se crean con el ímpetu de una conquista pero cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también. Quien busque el amor infinito, que cierre los ojos y sueñe con el. Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos dé algo (amor), en lugar de aproximarnos a él sin exigencias y querer sólo su mera presencia.

La vida humana acontece sólo una vez y por eso nunca podremos averiguar cuáles de nuestras decisiones fueron correctas y cuáles fueron incorrectas. En la situación dada sólo hemos podido decidir una vez y no nos ha sido dada una segunda, una tercera, una cuarta vida para comparar las distintas decisiones. El río de la vida, fluye de una edad a otra y las historias de la gente transcurren en la orilla.


Si somos conscientes de que, a pesar de todo, hay que vivir, actuar, no arrepentirse de lo actuado, pensar, eso si, en las consecuencias de nuestros actos, antes de realizarlos. Porque el libre albedrío nos permite alterar, en parte, el plan previsto. Y nos preguntamos siempre, el por que, pero hay preguntas que no tienen respuesta.


Las preguntas verdaderamente serias son aquéllas que pueden ser formuladas hasta por un niño. Sólo las preguntas más ingenuas son verdaderamente serias. Son preguntas que no tienen respuesta. Una pregunta que no tiene respuesta es una barrera que no puede atravesarse. Dicho de otro modo: precisamente las preguntas que no tienen respuesta son las que determinan las posibilidades del ser humano, son las que trazan las fronteras de la existencia del hombre.

El carácter único del "yo" se esconde en lo que hay de inimaginable en el hombre. Sólo somos capaces de imaginarnos lo que es igual en todas las personas, lo general. El "yo" individual es aquello que se diferencia de lo general, o sea lo que no puede ser adivinado y calculado de antemano, lo que en el otro es necesario descubrir, desvelar, conquistar. Seguir luchando cada día para escapar de este destierro y llegar, de nuevo al Paraíso.

La nostalgia del Paraíso es el deseo del hombre de no ser hombre. De la mujer, de no ser mujer. De no enfrentarse al dolor, al sufrimiento, a la lucha diaria, al compromiso, a la atadura. Sino volver a sentir, aquello que sentimos desde nuestros orígenes, aquello que el resto de especies disfrutan y que nosotros hemos perdido por la insoportable levedad del ser.
  

Esta novela de Milan Kundera, publicada en 1984 y ambientada en Praga, en 1968, trata de un hombre y sus dudas existenciales en cuanto a las situaciones de pareja, tanto sexuales como amorosas. El libro relata escenas de la vida cotidiana, pero trazadas con un hondo sentido trascendental, sobre un tema abstracto y milenario; el de la inutilidad de la existencia y la necesidad o no del eterno retorno de los momentos para dotar a la vida de sentido.






Para quien no lo ha leído, en verdad lo recomiendo. "La insoportable levedad del ser" Milan Kundera. 1984

2 comentarios:

  1. Buen comentario. Opinión cla y fundada (independientemente de que la compartamos o no)

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  2. Un recuerdo fántastico del impacto que me causo su lectura hará mas de 25 años.Es genial !!!! Buena idea releerlo este verano con otra visión del amor y las relaciones.

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